En la historia de los Mundiales
ha habido triunfos apabullantes como el 9-0 de Hungría ante Corea del Sur en
1954, el logrado por Yugoslavia frente a Zaire con idéntico resultado en 1974 o
más recientemente el 8-0 que endosó Alemania a Arabia Saudí en 2002, pero el
récord que se mantiene vigente data de 1982 cuando Hungría venció a El Salvador
por 10-1.
El conjunto salvadoreño regresaba
al torneo más prestigioso a nivel de selecciones después de haber acudido a
México 1970. En tierras aztecas tuvieron un pobre papel perdiendo los tres
encuentros y no marcando ningún tanto. En la fase de clasificación para la Copa
del Mundo del 82 colideraron el grupo centroamericano en la primera fase junto
con Honduras antes de acceder al Hexagonal final. Lucharon por un billete con
México, Canadá, Cuba, Haití y Honduras y lo obtuvieron en la última jornada. En
Tegucigalpa jugaron contra los haitianos donde un solitario gol de Huezo les
dio la victoria y el segundo puesto de la liguilla que daba el pase al Mundial.
Por otro lado los húngaros que
habían sido una potencia futbolística décadas antes iban a participar en su
penúltimo Mundial hasta la fecha. Las grandes generaciones del 38 (Sarosi,
Zsengeller, Szabo o Biro) o 54 (Puskas, Bozsik, Kocsis o Czibor) habían quedado
atrás y la posibilidad de luchar por el título era una quimera. En la
calificación europea compartieron el grupo 4 con Suiza, Noruega, Rumania e
Inglaterra y lo acabaron liderando con un punto de ventaja respecto a los pross, pese a perder ambos choques
contra ellos.
El sorteo celebrado en Madrid a
principios de año deparó que ambas escuadras se verían en la primera jornada de
una liguilla donde también estaban Argentina y Bélgica. La forma de encarar el
debut por parte de los centroamericanos no fue la más adecuada y luego lo
notaron en el terreno de juego. Fue el único equipo que llevó 20 jugadores a la
cita mundialista por decisión del Presidente de la Federación y el viaje hasta
España se convirtió en un suplicio. Tardaron tres días en llegar y fueron el
último equipo en hacerlo. Viajaron desde su país hasta Guatemala y a
continuación hicieron escala en San José de Costa Rica y Santo Domingo, desde
donde tomaron un avión hasta Madrid. En la capital de España tuvieron que tomar
otro vuelo con destino Alicante, lugar donde quedaron concentrados. Los
problemas no quedaron ahí y el jet-lag fue un contratiempo para los integrantes
del equipo durante algunos días. Además varias de las equipaciones para el
Mundial se las quedaron los dirigentes y aunque normalmente vestían de azul en
aquella ocasión lucieron el blanco en todos los partidos. Para acabar con los
despropósitos les robaron los esféricos con los que tenían que entrenar y en el
entrenamiento previo al duelo contra Hungría pidieron prestados veinticinco
balones a la organización. En aquellos tiempos no era tan fácil estudiar al
contrario como ahora y la única información que recibieron los salvadoreños
tuvo lugar la noche anterior, visionando un partido que disputaron los magiares
frente a España en abril de 1981.
El encuentro se celebró el día 15
de junio de 1982 a
las 21:00 horas en el Nuevo Estadio de Elche. Las formación que alineó Pipo
Rodríguez estaba compuesta por Mora; Castillo, Rodríguez, Jovel, Recinos; Ventura,
Rugamas, Huezo, Mágico González, Hernández y Rivas y el once húngaro integrado
por Meszaros; Toth, Garaba, Balint, Martos; Nyilasi, Muller, Sallai; Poloskei,
Torocsik y Fazekas. El técnico salvadoreño salió valiente con tres delanteros y
abogando por un juego ofensivo y atrevido que le saldría muy caro. La contienda
se inició con una clara superioridad húngara que en el minuto tres se adelantó
con un gol de Nyilasi a la salida de un córner ejecutado por Fazekas. El tanto
no espoleó a los salvadoreños que continuaron siendo avasallados hasta que
Poloskei logró el segundo de la noche a los diez minutos. Sólo Mágico González
algo individualista y Huezo daban señales de vida en un equipo centroamericano
que no inquietaba a Meszaros. Aún así aguantaron con un 3-0 al descanso tras
anotar Fazekas con un potente chut pasado el minuto 23.
En la segunda mitad los
aficionados allí presentes vieron lo más parecido a un entrenamiento con
público en lugar de un choque mundialista. Hungría a medio gas y sin aparente
esfuerzo fue poniendo más distancia en el marcador. Toth y Fazekas superaron a
Mora y en el 54 el tanteo iba 5-0. El gol del honor salvadoreño (y el único de
su país en un Mundial) llegó pocos instantes después cuando Ramírez empujó a la
red un balón recogido en el área pequeña. El guión del partido no sufrió
cambios y los magiares con un apetito voraz obtuvieron el sexto y el séptimo por
medio de los recién entrados Laszlo Kiss y Szentes respectivamente. El
delantero del Vasas Kiss era un afamado hombre gol y lo demostró en escasos
minutos. Anotó el 8-1 y el 9-1 alcanzando un récord que sigue aún vigente, el
de conseguir el hat-trick más rápido de la historia de la Copa del Mundo (458
segundos). La escandalosa goleada la cerró Nyilasi que finalizó el encuentro
como lo comenzó, cabeceando el esférico al fondo del marco defendido por Mora.
Cumplido el tiempo reglamentario el colegido Al Doy hizo sonar tres veces su
silbato y puso fin a la mayor goleada registrada en un Mundial.
El fútbol actualmente está más
igualado que en épocas pasadas y será muy complicado que se pueda superar en
próximas citas mundialistas el marcador registrado en el Nuevo Estadio de Elche
aquella noche del 82.
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