martes, 19 de noviembre de 2013

Mister Pentland y Mister O´Connell "Los misters"

Mister Pentland con su famoso bombín

La llegada de Frederick Beaconsfield Pentland en 1920 a España supuso un soplo de aire fresco al fútbol de nuestro país. Sus ideas y métodos modernizaron el estilo de juego que se hacia hasta la fecha e impulsaron una nueva forma de jugar al deporte rey a través del pase corto. En aquel momento primaba el fútbol directo, el pelotazo, la bravura o la tan conocida furia española, que tuvo su momento álgido en los Juegos Olímpicos de Amberes con José María Belauste y su comentario en pleno encuentro "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!". La concepción de Pentland difería mucho de las anteriormente mencionadas, el quería tener la posesión del balón, una circulación rápida, que los jugadores combinasen y que el esférico estuviese más tiempo rodando por el césped que yendo por el aire de un lado a otro. Para ello retrasó la posición de los interiores en la WM y en los entrenamientos semanales escondía la pelota a los jugadores si se había perdido el duelo anterior. La razón era bien sencilla, de esta forma estaban deseando que llegase el siguiente encuentro para poder tocar el cuero y el hambre de balón iba en aumento con el paso de los días.

CARRERA COMO FUTBOLISTA

Su trayectoria como jugador se desarrolló única y exclusivamente en las Islas Británicas. Nacido el 29 de Julio de 1883 en Wolverhampton (Inglaterra), fue un extremo derecha ágil, rápido y magnífico centrador que en sus diez años en la élite pasó por  7 equipos diferentes. Comenzó en el Blackpool en 1903 pero unos meses después se marchó al Blackburn Rovers donde pasaría 3 campañas. Entre 1906 y 1908 jugó para el Brentford F.C. y el Queens Park Rangers hasta que con 25 años fichó por el Middlesbrough, equipo en el que dio sus mejores prestaciones y ello le sirvió para ser convocado con el combinado nacional en 5 ocasiones. Debutó en la edición del Campeonato Británico de 1909 frente a Gales y además también participó en otro partido del mismo torneo ante Escocia y en 3 amistosos contra Hungría en dos ocasiones y Austria. Se retiró en 1913 después de haber disputado los dos últimos cursos con el Halifax Town y el Stoke City.

INICIOS EN EL BANQUILLO

La Selección Olímpica de Alemania confío en sus servicios para dirigir al conjunto teutón a partir de 1914 pero el inicio de la I Guerra Mundial cancelo este proyecto. Siguió viviendo en Alemania y durante el conflicto bélico se dedicó a entrenar a varios equipos militares hasta la conclusión de la guerra. Su siguiente destino fue la Selección francesa a quien entrenó en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. En la segunda fase eliminaron a una buena Selección italiana con Renzo de Vecchi o Virginio Rosetta en sus filas y posteriormente cayeron en semifinales ante Checoslovaquia dejando un buen sabor de boca.

LLEGADA A ESPAÑA

El primer equipo al que entrenó en territorio español fue al Racing de Santander. Llegó en 1920 y se le hizo un contrato altísimo para aquella época, cobraría 1.000 pesetas al mes durante nueve meses y un partido de beneficio. Sin embargo, el Athletic de Bilbao le echó el ojo rápidamente y dejó la tierra santanderina para trasladarse a la capital del "Bocho". En 1922, el Conde de Vilallonga le sedujo con 1.500 pesetas al mes más la recaudación de un partido amistoso e inició su primera etapa como técnico del conjunto vasco, que duraría un total de tres campañas. A raíz de su llegada el término "Míster" se hizo más común para denominar a los entrenadores, una vieja costumbre que sigue vigente hoy en dia. El cuadro rojiblanco, por entonces amateur, estaba estructurado en diferentes equipos y había más de 70 jugadores que pertenecian a la entidad. A todos ellos e incluso a los socios del club, Míster Pentland les dio un curso rápido de las reglas que regian el deporte rey y les enseñó la forma correcta de atarse las botas. Le apodaron "El bombín" porque siempre vestía este tipo de sombrero británico, al igual que era corriente verle con un puro en la boca. Sucedió en el cargo a otro entrenador inglés, Billy Barnes, cuya marcha causó un trauma pues había conquistado con anterioridad cuatro Copas. Él había impuesto un estilo de juego rápido y pases largos, mezclado con balones de extremo a extremo y con chutadores rápidos en el frente de ataque. A su llegada preguntaron a Mister Pentland cual era su idea y éste sin titubear contestó "Yo trato de enseñar a mis jugadores el fútbol que se practica en la Primera División inglesa". La plantilla estaba inmersa en un proceso de renovación y a la falta de calidad tecnica se le juntaba un pésimo trato a la pelota. Intentó solucionarlo aunque dadas las carencias de los jugadores en este primer periodo su estilo fue más efectivo que dogmático. Un claro ejemplo fue la final de Copa de 1923 celebrada en Les Corts ante el Europa. Con un planteamiento ramplón el Athletic defendió con uñas y dientes su porteria y después de que Travieso hiciese el 1-0, se encerraron en el área para aguantar el resultado. Al finalizar el encuentro uno de sus jugadores le tiró el bombín al suelo y empezó a pisarlo hasta dejarlo inservible. Se convirtió en una tradición y en títulos posteriores la costumbre siguió sin que a Mister Pentland le molestase, claro ejemplo fue que justo antes de terminar un partido llegó a dirigirse al bombín y exclamó “Amigo mío, qué poca vida te queda”. No se consiguieron más trofeos en esta etapa pero si es recordado por otras enseñanzas no vistas hasta la época como sus métodos de entrenamiento. Normalmente tenían lugar los martes y los viernes, en horario estricto y en ellos utilizaba porterias móviles para no dañar las áreas de cara a los partidos del fin de semana. Además hizo hincapié a sus futbolistas a tirar a puerta con la puntera o el empeine del pie. Otra faceta destacada de Mister Pentland eran sus famosas frases con las que deleitaba a los jugadores, algunas de aquellos años son las siguientes:
- "El respeto del jugador se debe ganar demostrándole que se sabe más que ellos, no por exceso de severidad".
- "Pido a los jugadores que pongan el corazón en el juego por el honor de su hermosa tierra, por sus directores, prensa y público y por el gran juego del foot-ball".
- "Athletic no hay más que uno". 
- “Los verdaderos equipos de fútbol, como los caracteres, se forman en las derrotas, no en los éxitos”. 
"Cuando se pierde, poco hay que decir y menos cuando se gana"

 


Abandonó el Athletic de Bilbao en 1925 y se trasladó a Madrid para coger las riendas del Atlético de Madrid. Estuvo un sólo curso pero guió a la escuadra colchonera a la final de Copa con sede en Mestalla de 1926 en la que fueron derrotados en la prórroga por el F.C.Barcelona. A continuación firmó por el Real Oviedo donde es sobretodo recordado por los consejos que dio a "Trucha" para lanzar las penas máximas. El ritual consistía en que el lanzador se colocaba inicialmente entre la portería y el balón, y una vez de espaldas al arco, corría, se daba la vuelta y disparaba para regocijo de todos los aficionados. La suerte no le acompañó en esta aventura y en 1928 regresó a Madrid para entrenar al Atlético y convertirse en asesor del Seleccionador español José Maria Mateos. Su ayuda fue fundamental para obtener la victoria en el partido amistoso contra Inglaterra en el estadio Metropolitano de Madrid por 4-3 y que supuso la primera derrota del combinado inglés fuera de las islas británicas. Con anterioridad había entrenado al equipo nacional en los Juegos Olímpicos de Paris en 1924 y más tarde repitió en dos enfrentamientos con Checoslovaquia e Italia en 1930.

SEGUNDA ETAPA EN EL ATHLETIC DE BILBAO

La segunda estancia en el equipo bilbaino tuvo lugar desde 1929 a 1933 y se caracterizó por ser prolífica en títulos y por las variantes tácticas que innovó Mister Pentland desde el banco. El nuevo presidente Manuel Castellanos le contrató por un salario de 12.000 pesetas al año y bajo su mando llegaron sendos dobletes de Liga y Copa en 1930 (invictos en el torneo liguero) y 1931 y las Copas de 1932 y 1933 que otorgaron al club vasco la propiedad del trofeo. De aquellas temporadas son recordados dos encuentros que han quedado para la historia de la entidad. A comienzos de 1931, bajo su mando, endosaron una severa derrota por 0-6 al Real Madrid y semanas más tarde consiguieron la mayor goleada de la competición hasta el momento, cuando apabullaron por 12-1 al F.C.Barcelona en una gran tarde de Bata que anotó 6 goles. La plantilla del Athletic era extraordinaria en cuanto a nombres y calidad y en ella figuraban entre otros el portero Blasco, los defensas Castellanos y Urquizo, los medios Muguerza o Cilaurren o un poderoso ataque conocido como "La delantera mítica" compuesta por Lafuente, Iragorri, Bata, Chirri y Gorostiza. Los cambios tácticos realizados por Pentland fueron decisivos para el buen funcionamiento del conjunto durante estas temporadas. Tenía una gran fijación por la ocupación correcta de los espacios, primero con el 2-3-5 y luego con 2-5-3. Todo debía de estar en su sitio para que funcionase como un reloj. A partir de ahi daba libertad a sus jugadores aunque les exigía un juego rápido y atrevido. Un ejemplo eran los extremos a los que comentaba, "El extremo no debe pasar sino centrar. Sólo debe pasar cuando está muy adelantado respecto a sus compañeros" y además les remarcaba que "La paciencia es la virtud principal del extremo". Suya también fue la idea de cambiar a los extremos de banda para que el jugador aprovechase su velocidad y técnica y hacer incursiones en diagonal en lugar del desborde tradicional. Amante de la superioridad en el centro del campo ordenó bajar a los interiores para jugar más cerca de los medios y crear así una poderosa línea de 5 jugadores. Tenía devoción por algunos de sus pupilos a los que dedicó frases y comentarios brillantes. Por ejemplo de Chirri II decía "Hay jugadores que tienen que jugar para los demás y otros a los que hay que dejar jugar. No hay que cortarles la iniciativa". O del extremo Guillermo Gorostiza al que dedicó lo siguiente: "Yo no le tuve que decir nunca nada. Goros, mejor jugador del mundo. Individualista, fenómeno. Cuando avanzaba, ni él sabía lo que iba a hacer. ¿Cómo se lo iba a indicar yo?". Pentland era un tipo de té a las 5 de la tarde, elegante y algo peculiar que llegaba en ocasiones a los entrenamientos en camión e incluso se ofreció para el cargo de director de la banda de música de la ciudad. Se marchó en 1933 tras no llegar a un acuerdo para la renovación y con una cita para la posteridad: "Es el momento de marcharme. Los jugadores ya son demasiado amigos míos". Dejó una institución consolidada en el profesionalismo y un legado que aún continúa vigente en la ciudad por su forma de ver y sentir el fútbol.

Pentland se abraza a Lafuente al concluir la Liga de 1931

ÚLTIMOS AÑOS

Regresó al Atlético de Madrid en 1933 por tercera vez y le dirigió hasta poco antes del estallido de la Guerra Civil española. En aquel curso el equipo madrileño se encontraba en Segunda pero bajo la dirección de Pentland se logró el ascenso al finalizar como subcampeón de la categoria. El plantel disponía de buenos jugadores como los jovenes Mesa y Gabilondo, el medio Marculeta, su ex-pupilo en el Athletic Ramón Lafuente o el goleador Elicegui. Sin embargo los resultados no fueron los esperados y tras acabar en mitad de la tabla en 1935, una dura derrota en Les Corts ante el F.C.Barcelona por 5-1 en Noviembre le costó el puesto. Por deseo de la directiva siguió en el club en calidad de funcionario, realizando trabajos relacionados con su especialidad hasta que tras el comienzo del conflicto bélico en 1936 volvió a Inglaterra. Allí dirigió durante un par de años a su último club, el Barrow A.F.C. En 1959 el Athletic de Bilbao le preparó un gran homenaje con la celebración de un partido ante el Chelsea. Mr.Pentland pisó por última vez la capital vizcaina y recibió una medalla por los servicios prestados. Falleció tres años después, el 16 de Marzo de 1962 en Lytchett Matravers (Inglaterra).

PALMARÉS

Jugador

Queens Park Rangers
- Southern League 1907-1908

Selección de Inglaterra
- Campeonato Británico 1909

Entrenador

Athletic de Bilbao
- 2 Ligas 1929-1930, 1930-1931
- 5 Copas del Rey 1923, 1930, 1931, 1932, 1933
- 5 Campeonato de Vizcaya 1923-1924, 1924-1925, 1930-1931, 1931-1932, 1932-1933

Atlético de Madrid
- Campeonato Regional Centro 1927-1928 




La figura de Patrick O'Connell va unida a la de Fred Pentland sobretodo por dos entidades históricas: el Racing de Santander y el Real Oviedo. El técnico irlandés dirigió a ambos equipos un par de temporadas después de que Míster Pentland hiciese las maletas, aunque su recuerdo, su prestigio y su huella permanecían inalterables. O' Connell desarrolló su carrera en los banquillos principalmente en España, donde estuvo casi treinta años entrenando al Real Betis en tres ocasiones, F.C.Barcelona o Sevilla, además de los ya nombrados Racing de Santander (en dos etapas) y Real Oviedo. En su librillo como técnico destacaban tres pilares fundamentales: la aptitud, la disciplina y el trabajo en equipo. Esto supuso un cambio para los jugadores españoles de la época tanto dentro como fuera del campo. En concordancia al fútbol que había jugado en las Islas, O'Connell proponía un fútbol muy físico y de choque, basaba su estilo en la fortaleza del conjunto, la rapidez y la verticalidad. Además instauró una original estrategia cuando se implantó una nueva regla del fuera de juego al poco tiempo de su llegada. Ensayó y perfeccionó con mucho ahínco el movimiento hacia adelante de toda la línea defensiva cuando el pasador rival se disponía a realizar el pase, de esta forma al recibir el delantero el balón ya se encontraba en posición incorrecta. Sus entrenamientos tenían algo de paralelismo con los realizados por Mister Pentland. El balón no era protagonista y a lo sumo lo veían una vez a la semana. O' Connell declaraba que si había mucho contacto con la pelota "podría enviciarles el juego, amanerarles el estilo". Hay que tener en cuenta también que en los años 20 y 30 los medios de transporte no eran los actuales, se salía el viernes de la ciudad para jugar el domingo y se regresaba a los entrenamientos como muy pronto los martes. El míster además era un hombre que estaba pendiente de todos los detalles, algún ex-jugador suyo como Larrinoa contaba que cambiaba personalmente los tacos de sus botas dependiendo del estado del césped o que cuando había que salir a atender a un jugador ayudaba a los masajistas en su tarea.

TRAYECTORIA COMO JUGADOR

Sus inicios con una pelota de fútbol tienen lugar en su país, Irlanda, cuando el era un crio. Jugó en el Frankfort y en el Stranville Rovers de Dublín hasta que se marchó en 1908 al Belfast Celtic. Cruzó el mar para enrolarse en las filas del Sheffield Wednesday donde estuvo tres temporadas y a continuación se marchó al Hull City. En 1914, tras dos cursos con los Tigers tuvo el punto de inflexión de su carrera con el fichaje por el Manchester United por 1000 libras. O'Connell nacido el 8 de Marzo de 1887 en Dublín, era un defensa central que adaptado al juego moderno sería un mediocentro defensivo, muy potente físicamente, vigoroso y con un disparo demoledor. En su segundo curso con los diablos rojos ya fue capitán de la escuadra y en Febrero de 1915 se vio envuelto en un escándalo de apuestas deportivas. Se debian enfrentar al Liverpool en la Liga y aquel duelo acabó siendo conocido como The fixed match (el partido amañado). Varios futbolistas de los dos equipos quedaron en un pub de Manchester y acordaron que el resultado del encuentro iba a ser 2-0, cuando en aquel instante la apuesta se pagaba 8 a 1. El dia del partido, el Viernes Santo de aquel año, el marcador reflejó un 2-0 que pudo haber cambiado de no ser porque O'Connell falló estrepitósamente un penalti. El pacto salió a la luz y se castigó a varios de los implicados a perpetuidad, O'Connell sin embargo fue uno de los que salió airoso de las sanciones impuestas. Durante su estancia en Manchester trabajaba en la fábrica de coches Ford en verano y al iniciarse la I Guerra Mundial fue cedido al Clapton Orient, Rochdale y Chesterfield, abandonando definitivamente la entidad red en 1919 con destino Dumbarton. Allí en el conjunto escocés sólo estuvo una campaña y después de militar dos temporadas en el Ashington inglés colgó las botas. Su carrera internacional con la Selección irlandesa se resume en 6 encuentros entre 1912 y 1919. Hizo su debut en una abultada derrota ante Inglaterra por 1-6 en el Dalymount Park de Dublín pero el partido que marcó su recorrido con los Boys in green fue el celebrado frente a Escocia en el Campeonato Británico de 1914. El combinado irlandés ya había perdido a un jugador por lesión cuando O'Connell se fracturó un brazo al caer en mala postura tras un encontronazo. El entrenador le dijo que se saliese del campo pero él se negó y con un vendaje poco ortodoxo que le sujetaba el brazo continuó sobre el césped. Con una movilidad muy limitada, sólo despejaba los balones que se le aproximaban y de esta forma contribuyó al empate final que les dio el título. El encuentro titulado al dia siguiente por la prensa como "El partido de los nueve hombres y medio" es un hito en su país y le aupó a la categoría de héroe por todos sus compatriotas. Vistió por última vez la zamarra irlandesa precisamente frente a los escoceses en un enfrentamiento que finalizó con victoria en 1919.

DEBUT COMO TÉCNICO

La primera toma de contacto con los banquillos se produjo en 1921 en su segunda campaña en el Ashington donde compatibilizó el cargo de entrenador/jugador. En aquel entonces el equipo inglés militaba en la Tercera División Norte y de la mano de O'Connell sufrieron grandes y positivos cambios para la institución. Influyó en la llegada de jugadores importantes como Knowles del Manchester United, Thompson del Leeds o Foster del Sunderland y en el aumento de capacidad del estadio que llegó a los 20.000 asientos. La campaña la finalizaron en décima posición pero tanto la directiva como los hinchas estaban encantados con la labor del irlandés. O'Connell en cambio tenía otros planes más drásticos y abandonó el club, el país y a su esposa y cuatro hijos con destino España.

RECORRIDO EN LOS BANQUILLOS ESPAÑOLES

Llegó en barco a Santander procedente de Inglaterra  en 1922 y tomó las riendas del Racing. O'Connell que conocía la labor realizada por Pentland unos años antes decidió darle continuidad. Pronto su prestigio y el del Racing comenzó a subir muchos enteros en el país gracias al trabajo de formación que realizó. También encontró el amor y la estabilidad sentimental en la figura de Ellen, una irlandesa, católica e institutriz de los hijos del rey de España, Alfonso XIII, con la que contrajo matrimonio. En sus primeras campañas en el cuadro cántabro se apoyó en Santiuste y Naveda para tirar el fuera de juego, en una plantilla donde también figuraban Pagaza (plata en Amberes 1920 con la Selección española) u Óscar Rodríguez. Los buenos resultados fueron la tonica general y a las vitrinas de la institución santanderina llegaron 5 Campeonatos Regionales, mostrándose muy superiores a sus rivales de la época, la Gimnástica Torrelavega, la Unión Montañesa o el Unión Club El Astillero. En 1928 tuvieron que disputar un torneo clasificatorio para conseguir una plaza en la recién creada competición liguera. Superaron a Valencia, Betis y Sevilla y se convirtieron en uno de los equipos fundadores de la Liga española. Para el encuentro de la primera jornada ante el F.C. Barcelona O'Connell sacó la siguiente alineación que ha quedado para la historia de la entidad cántabra: Raba, Santiuste, Gacituaga, Torón, Baragaño, Larrinoa, Santi Zubieta, Loredo, Óscar, Acebo y Amós. La temporada fue muy mediocre y finalizaron en último lugar de la clasificación. En la promoción se encuentraron de nuevo al Sevilla, en la ida caen por 2-1 pero en la vuelta el 2-0 logrado en los campos de Sport les mantiene en la máxima categoría. En el verano de 1929, O`Connell es despedido porque según su versión "insistía en poner de interior izquierda a Larrinaga cuando la afición consideraba que era un manta". Firmó por el Real Oviedo que entonces se encuentra en Segunda División y permanece durante dos campañas. Allí él puso en marcha la considerada primera "delantera eléctrica" compuesta por Gallart, Casuco y Lángara a la que se unirian ya sin O'Connell en la parcela técnica Gale e Inciarte. Su empeño en colocar al genial delantero de Pasajes como delantero centro le costó el puesto ya que a su llegada Lángara jugaba como interior. Regresa a Inglaterra en 1931 para tomarse un descanso que sólo duraria un año pues el Betis Balompié que acaba de ascender y su presidente Antonio Moreno le ofrecen un contrato para el curso 1932-1933. Su aterrizaje en Sevilla no fue sencillo al tener a buena parte de la afición en contra de su fichaje por haberse desprendido el club verdiblanco de Emilio Sempere, el técnico del ascenso. O'Connell cambia la tendencia rápidamente por su buen hacer, su socarronería y el concepto de fútbol que propone. En Sevilla hispanizan su nombre y allí le comienzan a llamar "Don Patricio". El rigor y la alta exigencia que pide en los entrenamientos se nota luego en los partidos y el plantel va adquiriendo experiencia en las temporadas de 1933 y 1934. El gran éxito llega con la consecución de la Liga en 1935, hito que en el conjunto de Heliópolis no se ha podido igualar hasta la fecha. La defensa es parte fundamental de este logro y como muestra son los 19 tantos que convirtieron a Urquiaga en el portero menos goleado. El alirón se produjo en la última jornada y frente a su primer equipo en España, el Racing de Santander. O`Connell fue al hotel donde se hospeda el Racing y preguntó a varios de los jugadores: "Vosotros ya no os jugáis nada. Mañana no os mataréis para ganarnos ¿no?" a lo que algunos respondieron "Lo siento míster. El Madrid quiere que ganemos y nuestros presidente Jose María de Cossio, que es un fan madridista, nos ofrece 1.000 pesetas de prima a cada uno si vencemos". Finalmente el duelo tuvo poca historia pese a la "motivación" santanderina y el Betis se impuso por un claro 0-5. Aquel sábado con la Feria de Abril en pleno auge, el Betis lograba el trofeo liguero de la mano de este once: Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Gómez, Larrinoa, Saro, Adolfo, Unamuno, Lecue y Caballero. 



Liga con el Betis en 1935

Al finalizar el curso pasó unos días en su Irlanda natal y allí recibió una suculenta oferta del F.C.Barcelona. O`Connell no se lo pensó y voló a la ciudad condal. La temporada de su estreno no fue buena y al quinto lugar en Liga hay que añadir la derrota en la final de Copa ante el Real Madrid en Mestalla, recordada por la magnífica parada de Ricardo Zamora a disparo de José Escolá en los últimos instantes del duelo. Esa campaña había traído consigo del Betis al defensa Pedro Areso y para la siguiente hace el mismo trayecto el portero Joaquín Urquiaga, pero fracasa al intentar  la contratación de Serafín Aedo, la pieza restante de su trio defensivo en el equipo verdiblanco. El estallido de la Guerra Civil sorprende a O'Connell en las Islas y aunque el F.C.Barcelona le propone cancelar el contrato, lo rechaza, y decide seguir entrenando al conjunto culé. Se organizan varios torneos regionales como la Liga del Mediterráneo o el Campeonato de Cataluña del que salen vencedores pero en 1937 se marchan a realizar una gira por Norteamérica. Eran tiempos difíciles, el club tenía grandes dificultades económicas y por ello aceptan la invitación de Manuel Mas Soriano, un ex jugador de baloncesto mexicano, para disputar partidos por México y Estados Unidos a cambio de 15.000$, una importante cifra por entonces. La gira que tenía previsto durar dos semanas, duró dos meses, tiempo en el que la entidad azulgrana recibió críticas favorables por su comportamiento dentro y fuera del campo. El secretario del club Calvet ingresó el dinero obtenido en una cuenta bancaria de París para evitar que cayese en manos fascistas y regresaron a España. En el viaje de vuelta sólo volvieron cuatro jugadores además de O'Connell, Calvet, el masajista Ángel Mur y el médico del equipo Amorós. A su llegada, O'Connell se marchó de Barcelona al mismo tiempo que le acusaban a él y al club catalán de colaborar con el bando republicano, librándose el míster de la ejecución por la afición del General Franco al deporte rey, según cuenta la leyenda. Tras acabar la Guerra Civil dirige al equipo durante unos meses pero es destituido por los malos resultados. Abandona la institución en 1940 pero deja un poso de salvador del club en sus momentos más complicados que años después es recompensando con un busto que se encuentra en el museo culé. 


En su estancia en el F.C.Barcelona

Retorna a la capital hispalense de la que dice que "es un lugar donde la gente vive como si se fuera a morir esta noche" y se instala en la Calle Progreso nº 29. Firma por el Betis que se encuentra en Segunda y aunque el primer año no consiguen subir si lo hace en el curso de 1941-1942 al liderar la tabla clasificatoria y la liguilla de ascenso. Para sorpresa de muchos, sobretodo de la afición bética, cambia de acera y se va al eterno rival, el Sevilla. Realiza una gran labor en una escuadra donde destacan el portero Busto, el centrocampista Alconero o la delantera "Stuka" con López, Pepillo, Campanal, Raimundo y Berrocal y el polivalente Torrontegui para suplir a Pepillo. Logra un subcampeonato en 1943 y un tercer puesto en 1944 que presagian algo grande unos años más tarde ya con Ramon Encinas como entrenador. A pesar de estos resultados la hinchada es recelosa por su pasado bético y tras una mala campaña en 1945 sale del club por la puerta de atrás. Los rumores de una posible vuelta al Betis son incesantes pero no es hasta el curso 1946-1947 cuando se hace oficial. El inicio es esperanzador pero con el paso de las jornadas el equipo no levanta cabeza y es cesado a falta de una jornada. El último equipo al que entrena es el que le dio fama y popularidad en España, el Racing de Santander. Por entonces en Tercera, se logra el título de la división y se asciende a Segunda pero una pésima racha le lleva a ser destituido durante el curso 1948-1949. Con 62 años, de los cuales 45 dedicados al balompié pone punto y final a su larga y extensa vida deportiva. Durante toda su andadura española, O`Connell envió giros postales con dinero a su antigua familia en Manchester. Sus hijos sólo conocían al padre mediante fotografias pero eso no fue impedimento para verle como un héroe. Casualmente la Selección española viaja en 1949 a tierras irlandesas para enfrentarse con los chicos de verde en un enfrentamiento que encumbró a "Piru" Gaínza como el "Gamo de Dublín. Uno de los hijos de O`Connell, Daniel, se acercó a la delegación hispana para preguntar por su padre y si le conocían. El entonces Seleccionador Guillermo Eizaguirre le contestó afirmativamente y le indicó que residía en Sevilla. Viajó unos meses después y O`Connell le citó en el Parque de María Luisa. El recibimiento fue frio y el técnico estaba más preocupado por la marcha del Manchester United que por su antigua familia. O´Connell le explicó su experiencia en Sevilla, sus títulos o su visión de España: "es como un partido de fútbol en el que los dos equipos intentan comprar al árbitro". Daniel fue presentado en sociedad como su sobrino y en ese momento el joven entendió que O`Connell había rehecho su vida y no iba a volver con su antigua mujer que aún le amaba y sus vástagos ingleses. Recibió en 1954 un cálido homenaje por parte del Real Betis en un encuentro ante la Selección Andaluza en el estadio Heliópolis y poco más se sabe de su vida a partir de entonces. Regresó a Inglaterra, vivió un tiempo con su hermano y acabó sus dias en la indigencia en una pensión oscura y destartalada cerca de la estación de St.Pancras en Londres, hasta su fallecimiento a los 71 años el 27 de Febrero de 1959.


PALMARÉS

Jugador

 Selección de Irlanda
- Campeonato Británico 1914

Entrenador

Racing de Santander
- 5 Campeonatos de Cantabria 1923-1924, 1924-1925, 1925-1926, 1926-1927, 1928-1929

Real Betis
- Liga 1934-1935

F.C.Barcelona
- 2 Campeonatos de Cataluña 1935-1936, 1937-1938 
- Liga Mediterránea 1937
- Liga Catalana 1937-1938
 

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