lunes, 26 de octubre de 2015

Las “santiaguinas” de Bernabéu


El Real Madrid tiene 113 años de existencia, de los cuales más de 35 estuvo presidido por Santiago Bernabéu, hombre clave en la trayectoria del club en todos los sentidos. Para la historia el mandatario también dejó las “santiaguinas”, una serie de fuertes reprimendas o charlas motivadoras dirigidas a los inquilinos del vestuario blanco.

Todo comenzó un 14 de noviembre de 1956 a las 20:15 horas de la tarde. En el Prater de Viena se estaba disputando la primera ronda de la imberbe Copa de Europa. En la ida los merengues dirigidos por José Villalonga habían doblegado a los austriacos del Rapid por 4-2, con sendos dobletes de Marsal y Di Stéfano.

Juanito Alonso despeja un balón frente al Rapid

En el descanso de la vuelta los centroeuropeos estaban pasando por encima de los vigentes campeones. Vencían por 3-0 y el equipo blanco no podía contener la avalancha de juego local. Los pupilos de Max Merkel entre los que figuraban Ernst Happel, un zaguero muy inteligente y de enorme calidad con el balón, los hermanos Körner, Robert y Alfred, el avispado y eficaz delantero Robert Dienst o el mítico capitán y versátil Gerhard Hanappi, se encontraban a 45 minutos de lograr una gesta impresionante.

El Real Madrid necesitaba una reacción inmediata y el presidente Bernabéu tomó cartas en el asunto. La situación era muy delicada puesto que Oliva había sido trasladado al hospital debido a una herida abierta en su tibia y el arquero Juanito Alonso tenía la mano derecha rota. Por tanto los blancos jugarían con 10 hombres y el portero en un estado precario. El mandatario bajó a la caseta desde el palco y abrió la puerta de forma enérgica.
  
Al mismo tiempo que se quitaba el sombrero comenzó a elevar la voz ante la resignación de los jugadores. Les espetó que sentía vergüenza por lo que estaba viendo sobre el césped y que pensasen en toda esa afición blanca que se había trasladado a Viena para ver a su equipo y a sus ídolos. En un momento dado el capitán Zárraga le interrumpió para aclararle que hacían todo lo que podían pero rápidamente Bernabéu le mandó callar. A continuación les exigió hombría y se marchó dando un portazo que retumbó en toda la zona de vestuarios.

Portada de MARCA tras el partido en Viena

Los siguientes minutos futbolistas y técnico hablan y cambian la forma de jugar y la colocación de algunos jugadores. Di Stéfano se echa el equipo a la espalda y recorta distancias con una excepcional chilena en el minuto 60. El Rapid ya no es el vendaval del primer acto y aunque está cerca de lograr el cuarto en varias ocasiones el choque concluye 3-1. En esa época no existía aún el valor doble de los goles en campo contrario y se ha de celebrar un desempate.

Finalizado el partido Santiago Bernabéu vuelve a bajar al vestuario y se muestra orgulloso de sus hombres, a los que comenta que retira lo dicho en el intermedio. Un mes más tarde se vuelven a ver las caras en Madrid y los merengues pasan de ronda tras ganar por 2-0. En  las siguientes eliminatorias se deshacen del Niza y el Manchester United de los ‘Busby Babes’ (con otra visita de Bernabéu en el descanso de Old Trafford donde elogia la testiculina de Lesmes II), y en la final frente a la Fiorentina revalidan el título continental.

Alfredo Di Stéfano comentó años atrás que la única “santiaguina” que vivió en su etapa merengue fue aquella en la capital austriaca, aunque la leyenda cuenta que hubo alguna más de tronío en ese periodo esplendoroso del Real Madrid en la década de los 50 y los 60.

Posteriormente salieron a la luz otras “santiaguinas” de carácter motivador y alentador  en choques importantes de la temporada. Una de ellas tuvo lugar en la Recopa y la otra en la Copa de Europa, cuando el presidente blanco entró a la caseta antes del encuentro para arengar a sus muchachos. La primera fue en 1971 en Eindhoven, donde el Real Madrid logró un empate clave ante el PSV en la ida de semifinales y la segunda se produjo en 1976, en la vuelta de las semis de la Copa de Europa contra el Borussia Mönchengladbach al que apearon tras igualar a uno en el coliseo madridista.


miércoles, 7 de octubre de 2015

Gaspar Rubio "El Rey del Astrágalo"

Uno de los primeros genios del balompié español. Cuentan los que le vieron jugar que si tenía el día era imparable para los rivales. En cambio si su actitud era perezosa o no estaba fino llegaba a desesperar a los aficionados que siempre esperaban mucho de él. Nacido el 14 de diciembre de 1907 en Serra (Valencia) se ganó el apodo de El Mago por su calidad y el del Rey del Astrágalo por sus problemas con ese pequeño hueso del pie. Delantero de gran clase, destacaba por su dominio del esférico, su habilidad, su inteligencia y por una destreza para el regate superlativa.

En su etapa madridista
Comenzó a jugar al fútbol en varios clubes modestos hasta que firmó por el Levante. A finales de los años 20 Pablo Hernández Coronado, secretario técnico merengue le vio jugar y quedó prendado de sus condiciones. El club madridista pagó por su traspaso 4.000 pesetas y formó parte del equipo que debutó en la recién creada Liga española.
De carácter peculiar cuando pisó la capital se definió a si mismo como un “Samitier, pero mejor”. Tenía todas las condiciones para triunfar pero su temperamento siempre fue un obstáculo. Veía el fútbol como un espectáculo y también fue de los primeros futbolistas en exigir primas en caso de hacer goles o tener buen rendimiento durante los partidos.
En sus dos campañas y media con la zamarra blanca tuvo un rendimiento fantástico. En el curso 28-29 hizo 11 dianas y fue el mejor artillero del equipo junto a Lazcano. Mientras que la temporada siguiente fue de los pocos que se salvó en un cuadro merengue que ocupó puestos de mitad de la tabla. Logró 19 tantos, que le convirtieron en el segundo máximo goleador en Liga, y tres de ellos los marcó en un derbi ante el Athletic de Madrid en el que fue una pesadilla para la zaga rojiblanca.
Sin embargo a nivel de títulos se tuvo que conformar con tres Campeonatos Regionales. El plantel dirigido por José Quirante alcanzó la final de Copa en los años 1929 y 1930 pero en ambas cayó derrotado. Primero se cruzó con el RCD Español de Zamora y Bosch en la famosa ‘Final del agua’ y a continuación sucumbieron frente al Athletic de Bilbao de Pentland tras una prórroga. De este modo los vascos vengaron su eliminación el año anterior en el ‘Partido de las ranas’ donde los madrileños apabullaron a su adversario en San Mamés por 1-4.
En el periodo estival de 1930 y tras varios meses quejándose de dolores en un pie (las malas lenguas decían que eran inventados) fue intervenido en el astrágalo. Le extrajeron cuatro esquirlas y estuvo varias semanas de baja. Sin embargo para sorpresa del club y los aficionados su carrera tomó otro camino en noviembre. Decidió hacer las maletas y junto a dos amigos embarcó en Vigo en el ‘Cristobal Colón’ con destino Cuba. No avisó a nadie y su despedida fue fría y premeditada, al considerar injusto que Zamora fuese el jugador mejor pagado de la plantilla.
En la isla jugó en el Juventud Asturiana y poco después también en el Real Club España de México. En 1932 retornó a Madrid con la intención de retomar su trayectoria como madridista pero ya nada fue lo mismo. Sus compañeros no le recibieron con los brazos abiertos y tuvo desencuentros con varios de ellos. Después de disputar un amistoso ante el Athletic de Madrid criticó a Hilario Marrero y Luis Regueiro y la directiva le traspasó precisamente a los colchoneros.
Militó un par de años en el eterno rival blanco compartiendo vestuario con Luis Marín, Alfonso Olaso o el arquero Pacheco y también en el Valencia o el Levante donde alzó la Copa de la España Libre en 1937 tras derrotar en la final a los che por la miníma. Después de la guerra disfrutó de una tercera etapa en el Madrid con el que disputó el Campeonato Mancomunado Centro de 1939 pero tras el torneo no se quedó en el club. 
Concluyó su carrera en 1943 tras jugar una temporada con el Murcia y otra con el Recreativo Granada en Primera División.

España 1930
Real Madrid 1929














Atlético de Madrid 1933
Levante 1937
















Internacional español en únicamente cuatro ocasiones tiene el segundo mejor promedio de tantos en la historia de la selección. En sus dos primeros partidos frente a Portugal y Francia logró tres y cuatro goles respectivamente aunque su mejor actuación aún estaba por llegar. Inglaterra visitaba el Metropolitano el 15 de mayo de 1929 y en Madrid perdió por primera vez ante un equipo del continente. Rubio aquella tarde brilló con luz propia y además de batir en dos ocasiones a Hufton cuajó un choque para el recuerdo según las crónicas de la época. Un año más tarde se despidió del combinado nacional contra Checoslovaquia en un encuentro celebrado en Montjuic.

En su vida posterior al balompié se dedicó a entrenar. Dirigió al Levante, el Hércules o la UD Lleida y también cruzó el charco para sentarse en el banquillo de varios conjuntos mexicanos. Allí instaló su residencia hasta que falleció a los 75 años víctima de una pulmonía en la capital azteca.

sábado, 3 de octubre de 2015

Dominique Rocheteau "El Ángel Verde de Saintes"

Jugador mítico del fútbol galo y uno de los estandartes del gran AS Saint-Étienne de los años 70 y el Paris Saint-Germain de la década de los 80. Además en la selección francesa vivió una esplendorosa etapa junto a los Platini, Giresse o Tigana con los que conquistó la Eurocopa de Naciones en 1984. Nacido el 14 de enero de 1955 en Saintes (Francia), su puesto era el de extremo. Futbolista diestro, muy rápido, técnico y con un regate fantástico, podía jugar también a banda cambiada para trazar diagonales y explotar su preciso disparo. Durante su estancia en el Saint-Étienne se ganó el apodo de El Ángel Verde.

Jugando en el AS Saint-Étienne
Desde pequeño se interesó por el fútbol aunque entre sus otras aficiones estaban la literatura, la filosofía y una defensa enérgica de la paz. Sus primeras patadas a un esférico las dio en los conjuntos del Etaules y La Rochelle hasta que con 16 años el Saint-Étienne se lo llevó a su cantera. Allí jugó un par de años y en 1973 le llegó la oportunidad en el primer equipo en un choque frente al Nancy. No desaprovechó la circunstancia y lo que vino a continuación fue una excelente trayectoria deportiva en la que pudo alzar numerosos títulos.
Los primeros llegaron en 1974 y 1975, temporadas en las que el cuadro verde conquistó la Liga y confirmó su superioridad en el balompié galo sobre Nantes u Olympique de Marsella. Sin embargo la participación de Rocheteau en estos entorchados no fue muy alta. La primera gran lesión de su carrera se la produjo el defensor del Lyon Bernard Lhomme en 1974 y apenas pudo jugar 4 partidos en cada curso. 
Fue a partir de la temporada 1975-1976 cuando se recuperó y comenzó a ser una pieza básica del conjunto dirigido por su compañero Robert Herbin. Nombrado jugador revelación del campeonato francés realizó una brillante campaña en la que el Saint-Étienne volvió a revalidar el título de Liga y se proclamó subcampeón de Europa. En un plantel donde además del extremo sobresalían hombres como Beretta, Ćurković, Piazza, los hermanos Revelli, Hervé y Patrick, Larios o Janvion se eliminó primero al KB danés y luego al Glasgow Rangers con un tanto de Rocheteau en la vuelta. En cuartos les esperó un duro rival, el Dinamo de Kiev de Blokhin. La ida fue un palo para los intereses verdes y cayeron por 2-0. Sin embargo en el choque de vuelta con una atmósfera fantástica en Geoffroy-Guichard igualaron el resultado durante los 90 minutos y Rocheteau culminó la remontada en la prórroga tras marcar a pase de Herbin. A continuación superaron al PSV en unas semis apasionantes pero en la final el Bayern de Beckenbauer les derrotó por la mínima. El Ángel Verde no estuvo en condiciones óptimas de disputar el choque tras lesionarse frente a los neerlandeses y aunque salió en el minuto 83 y puso en jaque a la defensa bávara el resultado permaneció inalterable.
El ciclo glorioso verde concluyó un año más tarde cuando obtuvieron la Copa de Francia. En la competición doméstica esta vez se quedaron muy lejos del Nantes y ocuparon la quinta posición. Pero en el torneo copero Auxerre, Rouen, Sochaux y Nantes fueron sus víctimas antes de doblegar en la gran final al Stade de Reims por 1-2.
Rocheteau continuó dos temporadas más siendo uno de los bastiones del equipo (en la 1978-1979 anotó 24 dianas, su cifra más alta de goles) pero con la llegada de los años 80 decidió tomar un cambio de rumbo y fichó por el PSG. Una de las razones para su marcha fue su cada vez más deteriorada relación con la directiva verde, pese a que el técnico Herbin confiaba en él y siempre se opuso a su traspaso. Ya en París aterrizó como una de las estrellas de la escuadra capitalina y pasó a jugar en muchas ocasiones como delantero centro.
Su trayectoria siguió siendo exitosa y en el PSG se convirtió en un punta con magníficos números de cara a puerta. En la campaña de su debut llegó hasta los 18 goles y esos guarismos los mantuvo las dos temporadas siguientes en que amplió su palmarés con dos Copas. El PSG en el que tuvo como compañeros a Baratelli, Luis Fernández, Bathenay, Sušić o el argelino Dahleb logró dos torneos del KO muy meritorios después de vencer en la final a dos grandes escuadras como el Saint-Étienne y el Nantes. Ante los verdes en 1982 Rocheteau forzó los penaltis con una diana en el minuto 120 y frente a los canarios en 1983 el PSG se hizo con el triunfo por 3-2 en un precioso choque.
Su única espina por entonces era conseguir ser campeón de Liga con los capitalinos y aunque costó lo consiguió en el año 1986. En un curso en el que tuvo mucha continuidad y apenas lesiones marcó 19 goles en Liga y fue uno de los jugadores claves para levantar el trofeo. El PSG mantuvo una bonita pugna con el Nantes que se decidió en las últimas jornadas y con tres puntos de diferencia se hizo con un título que no había logrado hasta entonces.
El año siguiente participaron con mucha ilusión en la Copa de Europa pero el batacazo fue tremendo. En la primera ronda los checoslovacos del Vitkovice les eliminaron y no volvieron a levantar cabeza en todo el curso. Rocheteau tuvo una campaña discretísima y en el verano de 1987 abandonó la entidad parisina con destino el Toulouse.
El equipo del Alto Garona que militaba en la D1 disfrutó un par de temporadas de los regates y los goles de El Ángel Verde hasta que en 1989 y con 34 años puso fin a su carrera deportiva después de un partido en el Racing Club.

AS Saint-Étienne1975-1976
Francia 1982














PSG 1982-1983
Toulouse 1987


















Con la selección francesa fue internacional durante una década, llegando a disputar 49 partidos y marcar 15 dianas. Su primera oportunidad con los 'bleus' le llegó con apenas 20 años. Francia estaba inmersa en la clasificación para la Eurocopa de 1976 y Stefan Kovacs le convocó para un choque ante Islandia en Nantes. Los locales se impusieron por 3-0 y Rocheteau jugó el partido completo. A continuación también participó en los partidos ante la RDA y Bélgica pero el cuadro galo concluyó en tercera posición de su grupo y no logró el billete para el torneo continental.
A partir de 1976 se hizo cargo del puesto de seleccionador el mítico Michel Hidalgo que también incluyó a Rocheteau entre sus habituales. Francia tuvo como rivales en la búsqueda de un billete para Argentina 1978 a Eire, Bulgaria y Albania (finalmente se retiró). El extremo disputó los dos partidos ante los irlandeses y uno ante los búlgaros y ayudó con un tanto a que Francia certificase su presencia en suelo argentino. Sin embargo la diana contra 'Los Leones' no fue la primera en el equipo nacional puesto que a principios de 1977 había anotado en un amistoso frente a Suiza en Ginebra.
En el verano de 1978 Hidalgo le metió en la lista mundialista junto a otras grandes figuras del fútbol francés como Henri Michel, Platini, Tresor o Six. En el estreno ante los italianos no gozó de ningún minuto en la derrota por 2-1. Este marcador provocó algunos cambios en el once en la segunda jornada y Rocheteau fue uno de los nuevos. Sin embargo los revulsivos no dieron el resultado esperado y se cayó otra vez, en esta ocasión ante los anfitriones. En la última jornada con la honra en juego Rocheteau volvió a salir de inicio y Francia se marchó del Mundial con un triunfo por 3-1 frente a Hungría, logrando él un gol en el minuto 42 de la primera mitad con la pierna zurda.
El siguiente objetivo del combinado galo fue asegurar su presencia en la Eurocopa de 1980 celebrada en Italia. El papel de El Ángel Verde continuó siendo importante disputando tres de los seis partidos pero Francia volvió a quedarse sin una plaza, siendo superada por Checoslovaquia por un punto. Sin apenas tiempo para lamentarse llegó la calificación para el Mundial de España. Al equipo se incorporó gente como Amoros, Bellone, Genghini o Tigana que dio un salto de calidad a la selección. Rocheteau completó una magnífica fase de clasificación, coronada con un gol ante Chipre y tras ser segunda del grupo 2 por detrás de los belgas Francia confirmó su presencia en España.
Los 'bleus' iban con mucha moral pero se empezó con un tropiezo ante los ingleses en Bilbao. Rocheteau jugó 71 minutos y salió del campo tocado de un pie, lo que le dejó fuera de los dos siguientes partidos del grupo. En esos choques se impusieron a Kuwait con claridad y empataron con Checoslovaquia, logrando así el pase con apuros para la segunda fase. Ahí reapareció Rocheteau y su aportación fue excelente. Vencieron a Austria por la mínima y ante los norirlandeses ganaron por 4-1 con un doblete del extremo del PSG. Días más tarde y en uno de los mejores partidos de la historia de la Copa del Mundo los alemanes dirigidos por Jupp Derwall les derrotaron por penaltis en las semifinales disputadas en el Sánchez Pizjuán de Sevilla. Francia acabó siendo cuarta al perder ante Polonia en el choque por la tercera plaza, duelo que Rocheteau vivió desde el banquillo.
Dos años después la Eurocopa tuvo como sede Francia y los hombres de Hidalgo no tuvieron que sufrir por buscar una plaza que no alcanzaron en las cinco citas anteriores. Los meses previos los prepararon bien con duelos ante poderosos combinados como el español, el yugoslavo, el inglés, el austriaco o el de Alemania Occidental. Rocheteau vivía una magnífica época en su equipo y lo trasladó a la selección en la que sumó dos goles más ante España y Austria para sus estadísticas personales.
En su grupo del torneo continental compitió con Dinamarca, Bélgica y Yugoslavia por dos puestos en semis. Rocheteau observó desde la suplencia la victoria ante los daneses pero si ayudó en la gran victoria por 5-0 contra los belgas y en el 3-2 con un hat-trick de Platini frente al cuadro plavi. Sin embargo este sería su último partido de la competición, la mala suerte volvió a cebarse con él y una lesión le apartó de la Eurocopa. En semis y en un choque agónico se derrotó a Portugal y en París con el Parque de los Principes a rebosar Francia se coronó campeona de Europa de Naciones tras ganar a España.
Los últimos coletazos de la carrera internacional de El Ángel Verde llegaron entre 1985 y 1986. Castigado por las lesiones anteriores aún rindió a un buen nivel y tras jugar tres partidos de clasificación con triplete incluido ante Luxemburgo fue convocado para México 1986. Formó parte del once de Henri Michel contra Canadá y descansó en las tablas ante la URSS de la segunda jornada. Por entonces Francia sumaba tres puntos pero se jugaba el liderato del grupo ante Hungría. Rocheteau logró el tercer tanto bleu tras batir a Disztl y dio una asistencia pero el 3-0 fue insuficiente para superar en la tabla a los soviéticos. En octavos siguió formando parte de la alineación en un duelo en el que doblegaron a Italia por 0-2 en la capital azteca con otros dos pases de gol suyos a Platini y Stopyra. Su siguiente adversario fue el Brasil de Telê Santana que tampoco pudo detenerles y sucumbió en una angustiosa tanda de penaltis. Rocheteau duró hasta el minuto 99 en que su cuerpo dijo basta y tuvo que abandonar el campo cojeando. Sería su despedida de la selección ya que no participaría ni en la derrota en semis de nuevo ante los germanos ni en la contienda por el tercer lugar que se llevaron al ganar a Bélgica.

En su vida posterior al balompié empezó trabajando como agente de jugadores pero lo dejó tras un problema con David Ginola. Luego presidió la Comisión de ética de la Federación Francesa en la que su principal labor era luchar por el correcto comportamiento de futbolistas, colegiados y aficiones y en 2010 regresó al Saint-Étienne. El presidente Roland Romeyer le nombró vicepresidente del Consejo de Supervisión y tiempo después pasó a ser coordinador deportivo de la entidad, realizando tareas en el centro de formación y de relación con los hinchas verdes.

Además ha participado en varias películas como Le Garçu con Gérard Depardieu o Casablanca Driver, publicó un libro en 2005 titulado Me llamo ángel verde y abrió en Vietnam una academia de fútbol para jóvenes.