sábado, 13 de junio de 2015

Silvio Piola "ADN de gol"

Institución del calcio, es todavía el máximo realizador de la historia del Campeonato italiano con 274 goles, repartidos entre Pro Vercelli, Lazio, Juventus y Novara. Además fue clave en la victoria transalpina del Mundial de Francia 1938 al conseguir dos tantos en la final ante los húngaros. Nacido el 29 de septiembre de 1913 en Robbio (Italia), se desempeñaba como delantero centro. Futbolista con unas grandes cualidades físicas, tenía rapidez, inteligencia, oportunismo y un remate preciso, potente y efectivo con ambas piernas y la cabeza. Un auténtico killer.

La familia se trasladó cuando era pequeño a Vercelli y allí empezó a jugar en las calles de la ciudad. Capitán del equipo de su colegio con 15 años el gran conjunto de la localidad, el Pro Vercelli, le fichó para sus categorías inferiores. Con los Leones debutó en la Primera División cuando contaba con 16 años, en un partido ante el Bolonia el 16 de febrero de 1930.
Aquel curso disputó tres partidos más aunque no consiguió ningún tanto en su cuenta particular. Su estreno goleador tuvo que esperar hasta la campaña siguiente, cuando marcó ante el Lazio en la jornada seis. Ese curso el equipo acabó en mitad de la tabla y el punta finalizó con 13 dianas.
El cuadro blanco contaba en su plantilla con algunos internacionales como Pietro Ferraris, Mario Zanello o Teobaldo Depetrini pero ningún año pudo luchar por los altos puestos de la clasificación. Piola se erigió en el máximo goleador de la escuadra en las temporadas 31-32, 32-33 y 33-34 con 12, 11 y 15 tantos (seis en un mismo partido ante la Fiore, récord a día de hoy compartido con Sívori) respectivamente y en el mercado estival de 1934 recibió una importante oferta del presidente del Lazio Eugenio Gualdi que pagó 250.000 liras por su fichaje. La contratación eso si estuvo rodeada de polémica puesto que Piola prefería otros destinos como el Torino o la Ambrosiana pero Mussolini, hincha del Lazio, le obligó a estampar su firma con la entidad de la capital.
En la capital explotó todas sus virtudes goleadoras, ayudó al Lazio a crecer como conjunto y se hizo famoso en todo el país, llegando poco después a ser internacional por primera vez con la azzurra. En su primera temporada alcanzó los 21 goles y únicamente Enrique Guaita le superó en la tabla de los mejores artilleros. El "Brasilazio" conocido así porque en su plantel se incluían los brasileños Del Debbio, Serafini, Fantoni I, Fantoni II, Fantoni II, Guarisi o Alejandro Demaría pasó de figurar en los puestos bajos a luchar codo a codo con Bolonia, Roma o Ambrosiana. Pero fue en el año 1937 cuando más cerca estuvieron de lograr el Scudetto. En un curso donde el punta fue el capocannoniere de la Serie A con 21 tantos sólo el Bolonia fue mejor que ellos y por tres puntos no alzaron el título de campeón nacional. Además un gran papel en la Copa Mitropa les permitió jugar la final tras eliminar a Hungaria y Grasshopper, pero en la eliminatoria decisiva el Ferencvaros demostró su mayor nivel y con un global de 9-6 les doblegó, a pesar de los tres goles de Piola en ambos choques que le hicieron ser el segundo máximo artillero de la competición.
A finales de los años 30 el rendimiento lazial bajó al igual que las cifras de Piola, que por primera vez no pasó la decena de tantos en Serie A. El punto de inflexión se produjo en la campaña 40-41 cuando estuvieron a punto de descender a Serie B tras empatar a puntos con el penúltimo clasificado, el Novara. La llegada del técnico Alexander Petrovic y de fichajes como el charrúa Faotto y el albanés Boriçi  dio un impulso al cuadro capitalino que completó un buen año con una 5º posición final, gracias también a un Piola que volvió a sus guarismos y con 18 tantos fue de los mejores jugadores de la Liga. 
La última temporada del artillero de Robbio en el Lazio tuvo lugar en el curso 42-43 y no pudo despedirse con mejor sabor de boca. Firmó 21 goles en Serie A, logró su segundo trofeo de máximo goleador liguero y se marchó para siempre con unos números para la historia, 227 partidos y 143 dianas.
La II Guerra Mundial canceló la competición y tras servir en el frente y regresar a su patria jugó con el Torino un torneo no oficial (Campeonato Alta Italia) en el que perforó las redes contrarias en 27 ocasiones. Del Toro pasó al otro equipo de la ciudad, la Juventus en el que permanece dos campañas compartiendo vestuario con Sentimenti IV, Rava, Muccinelli o Boniperti. Sin embargo y a pesar de no dejar de marcar goles el equipo bianconeri es incapaz de competir con el eterno rival y queda segundo en Liga a diez puntos del Torino.
Corría el año 1947 y el delantero contaba ya con 34 años, atisbándose cerca el final de su carrera. Tuvo varias ofertas pero dio el si a un equipo humilde que militaba en Serie B, el Novara. Con su experiencia y su olfato de gol el equipo azzurro regresó a la élite del fútbol transalpino en 1948. Vive una segunda juventud gloriosa obteniendo 15, 19 y 18 goles en tres de las cuatro siguientes campañas en Serie A. Además el equipo cumple el objetivo de quedarse en la categoría e incluso tiene años excelentes como en 1952 cuando terminan octavos. En el conjunto del Piamonte cuelga las botas dos temporadas después, en 1954, tras jugar sólo nueve partidos de Liga en los que marca cinco goles. Tiene entonces 41 años y se retira como el futbolista más mayor en jugar en Serie A y en lograr anotar un tanto, aunque dichos récords fueron superados décadas más tarde por Zoff y Costacurta.


Pro Vercelli 1932
Selección de Europa 1938
Lazio 1936-1937

Italia 1939
Juventus 1945
Torino 1944

Con la selección azzurra fue internacional en 34 ocasiones marcando un total de 30 dianas. Llegó al equipo dirigido por Pozzo unos meses después del Campeonato del mundo conquistado en casa. Hizo su debut en un choque de la Copa Internacional de la Europa Central edición 1933-1935 ante Austria, logrando además los dos tantos del triunfo. A continuación también jugó el partido de esta competición frente a Checoslovaquia en Praga y donde a pesar de la derrota el conjunto transalpino conquistó el trofeo por delante de Austria y Hungría, ambas a dos puntos de distancia.
En 1936 comenzó una nueva edición del torneo que reunía a las mejores selecciones centroeuropeas y Piola ya se convirtió en indiscutible para Pozzo. Los transalpinos doblegaron a los suizos en dos ocasiones y a los checoslovacos en su territorio con el delantero de Robbio como máxima figura. Consiguió cinco goles e Italia estaba cerca de dar caza a Hungría cuando la Copa se canceló debido a la anexión de Austria a la Alemania nazi.
Ya en 1938 y con el Mundial de Francia a la vuelta de la esquina el combinado azzurri concertó varios duelos amistosos de preparación para el gran evento. Italia derrotó a Bélgica con un contundente 6-1, con triplete de Piola y a Yugoslavia por 4-0 en Génova con otro tanto del artillero del Lazio. El equipo estaba preparado para viajar a tierras galas donde lucharía por repetir el título mundial alcanzado cuatro años antes.
El sorteo de la FIFA les deparó como primer rival Noruega, un conjunto que en los Juegos Olímpicos de Berlín ya creó muchos más problemas de los previstos. Piola fijo en los esquemas de Pozzo compartió delantera aquel día con Pasinati, Meazza, Giovanni Ferrari y Pietro Ferraris. Y de nuevo Noruega supo como jugar a Italia. Al finalizar los 90 minutos el empate campeaba el marcador y tuvo que ser Piola quien en la prórroga batiese a Johansen y diese a su escuadra el pase a la siguiente ronda. Eran cuartos de final y enfrente estaba el equipo anfitrión. Con un estadio Colombes a rebosar Francia se adelantó en el marcador pero después de la igualada de Colaussi apareció de nuevo Piola. El ariete destrozó las ilusiones locales en la segunda mitad con un fabuloso doblete que apeó a los galos. Cuatro días después se jugaron las semifinales frente a un Brasil sin Leonidas. Los pupilos de Pozzo se impusieron por 2-1 tras un penal de Meazza y alcanzaron otra vez la final. Su adversario fue un cuadro húngaro con Sarosi y Zsengeller. Italia se puso en ventaja y los magiares empataron pronto. Piola hizo acto de presencia superando a Szabó y Colaussi logró su segunda diana para que la azzurra se fuese 1-3 al intermedio. El capitán magiar Sarosi le dio emoción al choque pero Piola que de esta forma culminaba un Mundial extraordinario sentenció la final tras enviar a la red un preciso centro de Biavati. Italia revalidaba el Mundial y el punta lazial se convertía en el máximo realizador del equipo y era incluido en el XI ideal del torneo.
Italia paseó su corona los meses siguientes en varios amistosos hasta el estallido de la II Guerra Mundial. Entre esos duelos destacó el que les enfrentó a Alemania en Florencia donde Piola marcó un doblete o el de Inglaterra en San Siro que concluyó empate a dos y con el capocannoniere firmando un tanto con la mano, 47 años antes de que lo repitiese Maradona en México. El conflicto bélico evitó que la carrera internacional de Piola fuese más extensa aunque tras la guerra aún disputó cuatro partidos más. Se despidió definitivamente el 18 de mayo de 1952 en un encuentro ante Inglaterra cuyo resultado fue de 1-1.

Además Piola también formó parte en una ocasión de una selección europea. Concretamente tras el Mundial de Francia un conjunto entrenado por Pozzo y con Rava, Andreolo, Aston, Braine, Zsengeller o Brustad en el once, se vio las caras con Inglaterra con motivo del 75 aniversario de la Federación inglesa. El partido tuvo como sede Highbury y acabó con victoria de los pross por 3-0.

En su vida posterior al fútbol entrenó por un breve espacio de tiempo al Cagliari y a la selección sub21 transalpina. También fue preparador físico en la selección italiana unos meses entre 1953 y 1954 hasta que se retiró a vivir a su casa de Vercelli.

Falleció a los 83 años el 4 de Octubre de 1996 en Gattinara.

En la actualidad los estadios del Novara y el Pro Vercelli llevan su nombre.

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