Con la llegada del mes de septiembre, siempre amenazando con el fin del verano, llega la efeméride del
fallecimiento del técnico escocés Jock Stein. El día 10 del año 1985 la Tartan Army luchaba en Cardiff por un
billete para el Mundial de México, cuando a poco del final el mister nacido en
Burnbank sufrió un infarto del que no se recuperó y acabó muriendo con las
botas puestas.
Stein figura en la lista de los
grandes entrenadores escoceses que ha habido en la historia del fútbol junto a
Matt Busby, Bill Shankly o Alex Ferguson. Precisamente Ferguson fue discípulo
suyo y ambos compartieron el banquillo del equipo nacional durante varios
meses. El gran trabajo de Fergie en
el Aberdeen llamó la atención de Stein que lo incorporó al staff de la
Selección, siendo además el de Govan quien ocuparía el cargo tras su muerte.
Nacido en una pequeña localidad
al sur de Escocia, Stein sintió pasión por el balompié desde pequeño. El fútbol
además le ayudó a huir de las minas de carbón, el trabajo corriente de un
hombre en su ciudad. En plena II Guerra Mundial firmó por el Albion Rovers
sustituyendo a jugadores que estaban en el frente. Sus buenas actuaciones le
permitieron continuar en el equipo tras el conflicto bélico y allí permaneció
hasta 1950. A
continuación se marchó a Gales para jugar en el Llanelli Town una campaña y en
1951 llegó su fichaje por el Celtic de Glasgow. En principio fue contratado
para el equipo de reservas pero una plaga de lesionados le hizo dar el salto al
primer equipo. Con los católicos ganó el doblete de Liga y Copa en 1954 y la
Copa Coronación en honor a la Reina Isabel II hasta que un grave problema de
tobillo le hizo retirarse de los terrenos de juego en 1957.
El Celtic entonces le ofreció tomar
las riendas del equipo filial y así lo hizo durante una temporada. Luego se
marchó al Dunfermline Athletic con el que conquistó una Copa y posteriormente
entrenó al Hibernian hasta que el Celtic volvió a llamar a su puerta. Corría el
año 1965 y esta vez era para dirigir al primer equipo, convirtiéndose en el
primer técnico protestante de la historia de la entidad y el cuarto desde la
fundación del club. Su estancia iba a prolongarse más de una década y en ella
el Celtic viviría una de sus etapas más gloriosas.
Las cosas marcharon bien desde el
principio y en su primera campaña conquistaron la Copa en una bonita final ante
el Dunfermline. La temporada siguiente hicieron doblete de Liga y Copa de la
Liga y el gran salto cualitativo lo lograron en 1967 con la obtención de los
tres trofeos en su país y el máximo torneo continental. Con un juego vistoso,
rápido, combinativo y vertical hacían las delicias de la hinchada que se había
acostumbrado a ver un estilo algo más cerrado e insípido. En su camino hacia la
final de la Copa de Europa se deshicieron consecutivamente de Zurich, Nantes,
Vojvodina y Dukla de Praga antes de verse las caras en Lisboa con el Inter de
Milán de Helenio Herrera, Facchetti, Mazzola o Corso. Los nerazzurri se adelantaron en el marcador pero en la segunda mitad
los pupilos de Stein remontaron y alzaron la ‘Orejona’. Para la historia queda la
formación blanquiverde integrada por Simpson, Craig, McNeill, Clark, Gemell,
Murdoch, Auld, Johnstone, Wallace, Chalmers y Lennox.
Meses más tarde lucharon por el
cetro mundial de clubes ante el Racing de Avellaneda. La competición tuvo que
resolverse con un choque de desempate en Montevideo donde la violencia y la
tensión fueron los protagonistas del duelo. Patadas, codazos, expulsiones por
ambos bandos y hasta la intervención de la policía fue necesaria en un partido
que finalmente ganaron los argentinos por la mínima. Stein no quedó nada
satisfecho y comentó que esperaba en el futuro tener otra oportunidad de
disputar la Copa Intercontinental. No fue así, pero en Escocia si que
continuaron con un periodo de dominio total los años posteriores en los que
consiguieron 8 Ligas, 6 Copas de Escocia y 4 Copas de la Liga.
En 1978 abandonó el Celtic para
irse al Leeds donde no le acompañó la suerte y poco después la Asociación
Escocesa de Fútbol pensó en él para entrenar a la Selección. No clasificó al
equipo ni para la Eurocopa de Bélgica 1980 ni para la disputada en Francia en
1984 pero si para la Copa del Mundo con sede en España. Allí con Brasil, la URSS
y Nueva Zelanda como rivales no pasaron de la primera ronda tras sumar tres
puntos, un empate contra los soviéticos y una victoria ante los neozelandeses.
Su muerte televisada en directo
causó una gran conmoción en el Reino Unido y se produjo mientras Escocia estaba
inmersa en la fase de clasificación para el Mundial de 1986. Compartían grupo
con España, Gales e Islandia y en la última jornada se tenían que desplazar al
estadio Ninian Park de Cardiff para enfrentarse a los dragones. Los hispanos lideraban la liguilla y Escocia con una
victoria o un empate se aseguraba el segundo puesto que daba acceso a un
playoff contra el mejor conjunto de Oceanía.
Stein no pudo contar para el
encuentro con Dalglish, Archibald o Souness y desde el pitido inicial se le vio
incómodo y muy nervioso. Todo se agravó cuando a los 13 minutos de juego se
adelantaron los locales por mediación de Mark Hughes. En el descanso tuvo que
sustituir al guardameta Jim Leighton que había perdido una lentilla pero sus
indicaciones e instrucciones surtieron efecto para la segunda mitad. Escocia
mejoró y empató el partido en el minuto 81 desde los once metros gracias a
Davie Cooper, que había entrado en sustitución del extremo Gordon Strachan. En
los últimos compases los fotógrafos rodearon el banquillo visitante para
realizar un testimonio gráfico de la alegría escocesa y Stein discutió con
varios de ellos. A continuación pensando que el árbitro pitaba el final se
levantó para dar la mano a su colega galés Mike England y en ese instante sufrió
un infarto. Fue trasladado a la enfermería del Ninian Park pero los ejercicios
de reanimación fueron en vano y solo se pudo certificar su fallecimiento. La Tartan Army estaba un pasito más cerca
del Mundial pero en el camino había perdido a Jock Stein, un emblema del país y
un mito del fútbol británico.
Los fotógrafos captan el momento del fatal desenlace |
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